Préstamos a plazos: ¿qué hay que tener en cuenta?

Si necesitas dinero para un coche, reformas del hogar, o cualquier otra situación, entonces deberías considerar los préstamos a plazos. En EasyPréstamos, te contamos todo lo que debes saber sobre los préstamos a plazos para que tomes una buena decisión.

¿En qué consisten los préstamos a plazos y cómo funcionan?

préstamos a plazosPara comenzar, debes saber qué son los préstamos a plazos. Se trata de cualquier tipo de préstamo de dinero, como los créditos rápidos, o los préstamos online. Estos son concedidos por entidades bancarias o empresas prestamistas, y hay que devolverlos en un plazo determinado. No obstante, como su nombre indica, no hay que devolver todo el dinero de golpe. Hay que devolverlo en cuotas que se abonan cada mes durante el tiempo acordado a la hora de solicitarlo.

Cada mes tendrás que abonar la misma cantidad hasta que hayas devuelto por completo el préstamo. Además, te aplicarán unos intereses que dependen de cada prestamista. Por lo tanto, al final tendrás que abonar un poquito más de lo pedido. Así mismo, el resto de características dependen de la entidad financiera a la que le solicites el crédito. Es posible que te lo concedan en el mismo día, o que necesiten mucha documentación. También pueden concedértelo solo si aportas una garantía o aval, o incluso aunque aparezcas en ASNEF.

Diferentes tipos de préstamos a plazos

Minicréditos

Son créditos de cantidades pequeñas que no suelen sobrepasar los 1000 euros. Además, estos préstamos rápidos se devuelven en un corto plazo de tiempo que no supera los seis meses. Por esta razón, los minicréditos son, por norma general, fáciles de conseguir. Ya que al no ofrecer cantidades considerables, las entidades no piden muchos requisitos. Y, por lo tanto, en poco tiempo pueden concedértelo e ingresártelo en tu cuenta corriente. Son perfectos para hacer pequeñas reformas o hacerse cargo de alguna emergencia.

Por otro lado, aunque no son exactamente minicréditos, tenemos que mencionar las tarjetas de crédito. Con ellas, puedes usar una cantidad de dinero determinada sin tener que hacer ningún tipo de solicitud. Esto se debe a que es algo que ya has acordado de antemano con la entidad. Una vez gastado, podrás devolver el dinero a plazos al prestamista.

Préstamos personales

Este es el tipo de préstamo más conocido, y con el que seguramente, estés más familiarizado. Se conceden a personas físicas (no a empresas) y se necesitan una serie de requisitos para solicitarlos. Las cantidades que ofrecen estos préstamos a plazos varían según la entidad. No obstante, suelen oscilar entre los 2000 euros y pueden alcanzar cantidades superiores a los 40 000 euros.

Con respecto al plazo para su devolución, estos pueden variar desde los tres años hasta incluso ocho. Cuantos más plazos tenga, menor será la cantidad que tengas que abonar cada mes. Sin embargo, mayores serán los intereses que tengas que costear.

Préstamos con aval

En caso de necesitar cantidades superiores de dinero, o muchos plazos para devolverlo, puedes optar por los préstamos con aval. Con ellos, ofreces una propiedad, como un coche o una casa, para garantizar que puedes devolver el crédito. Eso sí, deberás ser el propietario del bien que quieres aportar como aval.

Así pues, según el bien que ofrezcas como garantía, te concederán un porcentaje determinado de su valor. Y, en cuanto a los plazos, puede devolverse desde en tres años, hasta en veinte años.

¿A quién le puedo pedir el préstamo?

Dependiendo de la cantidad que necesites, y cuándo lo necesites, puedes solicitarlo tanto a entidades bancarias como a empresas prestamistas. Los bancos suelen conceder cantidades más altas, y con mayores tiempos de devolución. Además, sus intereses suelen ser más bajos que los de las empresas prestamistas. La desventaja es que son muy selectivos a la hora de concederlos. Así que tendrás que cumplir con todos los requisitos que te exijan.

Por su parte, las empresas prestamistas ofrecen cantidades menores, y plazos de devolución más cortos. Pero la ventaja es que no piden muchos requisitos, e incluso algunos los conceden en menos de 24 horas. Eso sí, sus intereses son más altos, por lo que acabarás pagando más. Es decisión tuya considerar los pros y los contras de cada entidad financiera. Algunos de los ejemplos más conocidos de estas empresas son Fintonic o Kredito24. Aunque hay cientos de ellas y puedes consultarlas en nuestra página.

Por qué pedir un préstamo a plazos, y sus beneficios e inconvenientes

Las razones para solicitar los préstamos a plazos son muy variadas y dependen de cada persona. Con todo, las más comunes con la compra o reparación de un coche, reformas en el hogar, o solventar emergencias. Pero puedes solicitarlo por las razones que necesites. Solo debes tener en cuenta tu situación financiera, y asegurarte de que puedes hacerte cargo de las mensualidades.

La principal ventaja estos préstamos es que, al no tener que devolverlo de golpe, puedes pedir cantidades elevadas. Pagarlo en mensualidades puede ser un alivio para muchas familias que no pueden permitirse un desembolso grande de dinero. Además, no necesitas tener una nómina fija para pedirlo (aunque puede depender de la entidad). Si cobras una pensión, eres trabajador por cuenta propia, o puedes justificar unos ingresos regulares, no tendrás problema. Asimismo, son fáciles de solicitar, no necesitas mucho papeleo, y puedes incluso pedirlos online.

Por el contrario, también tiene algunas desventajas. Los intereses serán más altos que con otro tipo de préstamos. Y debes estar seguro de poder hacer frente a las mensualidades. Ya que, si no lo pagas un mes, tendrás que pagar comisiones por demora. Por lo tanto, es importante que revises todas las opciones que te ofrece el mercado. Así podrás elegir el que mejor se adapte a tu situación financiera.

Me he decidido, ¿cómo lo pido y qué necesito?

Si te has decidido, debes saber que hay una serie de requisitos que debes cumplir. Y estos son obligatorios independientemente de la entidad en la que lo solicites. Para empezar, debes ser una persona física, y tener entre 18 y 72 años de edad. También debes contar con un documento de identidad que no esté caducado, y una cuenta en una entidad bancaria española.

Así mismo, como mencionábamos antes, tendrás que contar con unos ingresos recurrentes y documentación que los justifique. Y por último, debes tener el lugar de residencia en España. Finalmente, si apareces en la lista ASNEF, tendrás que tener en cuenta que no todos te concederán el préstamo. Por lo que debes buscar una entidad que sí lo acepte.